Con sus 90 hectáreas de superficie, el Parque de Miraflores constituye la zona verde de mayor amplitud en el área metropolitana de nuestra ciudad. Situado en un área de gran tradición histórica en la que se asentaban dos huertas desde época romana, la de la Albarrana y la de Miraflores.
Se ha convertido en uno de los más visitados, en el cuál encontramos jacarandas, árboles del fuego y adelfas. En la explanada, situada a nuestra derecha, da paso a una de los muchos elementos que ofrece el parque: una pista de patinaje. En los islotes de vegetación que rodean a dicha pista podemos encontrar olivos, palmeras de la suerte, granados, gazanias, verbenas, pequeños cedros del Himalaya, catalpas y cocos plumosos.
Desde las pistas accedemos al antiguo camino de Miraflores, a lo largo del cual vamos encontrando, sucesivamente y a ambos márgenes de la misma, ciruelos de Japón, árboles del amor, pitosporos, robinias, agracejos, alteas y un árbol introducido de forma novedosa en el patrimonio de la ciudad el Ficus virens (Ficus infectoria). Llegamos así a otra de las puertas del parque que da acceso a un magnífico paseo arbolado formado por almeces. Dejando este paseo a un lado y adentrándonos de nuevo en el parque, vamos encontrando en nuestro descenso hasta el arroyo central (antiguo cauce del Tagarete) especies tales como pinos piñoneros, acacias de Japón, olmos, un laurel de Indias y un gran eucalipto.
Llegados al canal artificial, creado para recuperar las señas de identidad de la zona, observamos la presencia de un lago, que en su alrededor nos va ofreciendo plátanos de sombra, acacias blancas, carrizos (Phragmites australis) y tarajes. Desde aquí comenzamos a ascender acompañados por pinares de pino piñonero, acacias negras, algarrobos, palos rosas, moreras hasta llegar al lago chico. En esta zona, desde la que se puede contemplar la mayoría del parque, encontramos el camino que nos guía hacia la Albarrana, edificio reconstruido, en el que encontramos una antigua noria. Junto a él encontramos acacias negras y una gran morera entre otras especies.
La zona en la que nos encontramos está dividida en parcelas en las que crecen romeros, lavandas, lentiscos o perales. Al lado de la misma se enclava la Casa de las Moreras, de unos 400 años de antigüedad. Junto a ella y para sorpresa de muchos encontramos otra de las actividades que en este parque tienen lugar, las Huertas de Ocio. Una zona bastante amplia donde los vecinos cultivan verduras y hortalizas. Encontrando un poco más allá Huertos Escolares.
Desde aquí pasamos junto a un antiguo secadero de tabaco y nos encontramos con otro viejo edificio, el Cortijo de Miraflores, que aún conserva una torre de origen medieval. Cruzando el canal por el único puente que se ha conservado de los que salvaban el antiguo arroyo. Acompañados por chopos y almeces terminamos el recorrido del parque.
En el, mediante diversos programas que responden a las necesidades socio-educativas de los habitantes de la zona, podemos contemplar como se potencian las relaciones sociales, las relaciones entre vecinos y la integración , trascendiendo de esta forma la actividad del parque hacia la recuperación de las señas de identidad de las personas del distrito
Fuente: Ayto Sevilla